jueves, 25 de septiembre de 2014

Diario de un camino, semana 40. Sugarland.

Sugarland,

   Desgraciadamente, todo lo “rico” engorda, todo lo sano “apesta”. Se que esta afirmación es exagerada e injusta aunque también se que es cierta. A lo que me refiero es que los alimentos más apetecibles tienen un sabor más agradable y apetecible que los alimentos más sanos y equilibrados, y esto además, tiene un porque, bueno en realidad tiene dos.

   La primera explicación esta dentro de nuestro ADN. Cuando tenemos hambre, existen tres tipos distintos de alimentos que nos apetecen, dulce, salado o grasiento (y si es posible una combinación de los tres mejor) El por que es fácil, el hambre es una respuesta física a una falta de alimento, y lo primero que vamos a necesitar es azúcar simple, sal o grasa para equilibrar nuestro sistema. A nadie con hambre le da por comer cogollos de lechuga, sencillamente por que sus calorías no nos equilibrarían, y si no me crees prueba a hacerlo.




   El segundo factor es la llamada “colonización”. En los últimos treinta o cuarenta años la industria alimentaría a encauzado nuestro paladar a determinados sabores, haciéndolos además universales. Casos como la coca-cola o las hamburgueserías han creado productos y sabores y los han vendido por todo el mundo, es algo reconocible y bien definido. Si a esto le sumamos campañas de publicidad que nos hacen creer que estos productos nos hacen felices, tenemos como consecuencia que en caso de hambre, pensemos más en hamburguesas que en ir a un restaurante vegetariano.




   A estos dos factores vamos a sumarle uno más en muchos deportistas, “el premio”. Cuando me refiero a deportistas lo hago hablando de gente no profesional que practica deporte generalmente sin fines estéticos. Cuando alguien corre durante una hora solo por las calles de su ciudad y llega a casa, cree que puede tener el premio de comerse un bollo que no va a pasar nada, “total ya lo he quemado”, y eso sencillamente no es cierto, las calorías ingeridas pueden se mas dañinas que las quemadas, o en otras palabras, puedes comer grasa y quemar glucogeno, lo que por cierto hace que la grasa se adsorba mas porque debe ser almacenada para una vez simplificada se pueda convertir en glucogeno.




   El premio de hacer deporte es hacerlo y con ello conseguir objetivos, no es “como corro me atiborro”, y ojo con los alimentos Light o cero, no existen, todo menos el agua tiene calorías, y estos productos, debido a los procesos químicos necesarios para su elaboración pueden ser mas “calóricos” que los convencionales, así que no te creas los mensajes que llegan desde Sugarland, lo zero no existe y los premios en la línea de llegada.

Esta es mi opinión, la de Israel esta en:


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