jueves, 16 de octubre de 2014

Perderse y encontrase o la teoría del Yin-Yan.

    Lunes 14:30 entrenamiento en sala, el morro de Isra llega al suelo, su expresión corporal esta mas cerca de un niño al que le niegan una piruleta que a un hombre que se prepara para un Ironman, hombros rodados hacia delante, pecho hundido y mirada perdida en el suelo, una mala actitud. Empezamos con un calentamiento de sentadillas/fondos/sit-up, es como entrenar a un robot sin alma, ejecuto los movimientos sin concentración con la mente en otro lado, “va a ser un día largo” pienso.



El resto de la sesión es un cúmulo de tensión y falta de ganas entrando en una espiral que llega a ser ridícula. El motivo de todo tiene que ver con le fin de semana anterior. Isra estaba inscrito a un trai en Huesca de 102 Km., su preparación no daba para ello ni mucho menos y el lo sabia, yo lo sabia y hasta el papa lo sabia. Mi primer consejo fue: “no lo hagas”  la respuesta fue :” no si voy con un amigo y lo voy hacer andando, es que ya lo he pagado, es que, es que es que…”, las batallas que no se pueden ganar no se deben empezar, ala majo!!!, “pa” Huesca y ya me contaras.


   El sábado recibo un mensaje en el que me dice que ha tenido que retirarse en el kilómetro 70 por problemas físicos en las piernas y el estomago. ¿kilómetro 70???, ¿Cómo se puede retirar en el kilómetro 70 si va andando?, luego resulto que no fue andando, fue andando y corriendo, luego resulta que no iba a acompañar a un amigo, que por cierto se retiro en el 40, sino mas bien el amigo debía ser algo así como la excusa para tener que ir, en fin, un desastre. Un desastre que por cierto podía haber costado muy caro. Cuando tu rutina semanal de entrenamiento dura entre 9 y 10 horas, cada esfuerzo extra es poco mas que una temeridad, básicamente tienes los pasos contados. El problema viene dado por el numero de repeticiones al realizar la carrera. Salvo una conjunción de Venus con Plutón en cuarto menguante, dar dos pasos corriendo no lesiona a nadie, correr durante 4 horas si no estas preparado para ello si, afortunadamente no paso nada, pero….


   La siguiente sesión de entreno fue el jueves, tormenta en Madrid y lo de salir al parque para entrenar como que no, entrenamiento funcional si, acuagim no gracias. El lenguaje corporal de Isra es completamente diferente al del Lunes, hombros atrás y pecho alto, casi desafiante (sigue mirando al suelo, pero es que el es así). Empezamos el entrenamiento y me propone realizarlo en el garaje del gimnasio. Es un espacio no utilizado del gimnasio lleno de columnas y con una rampa con una inclinación no acta para cualquier coche, además, al no estar abierto al publico su aspecto es bastante underground, muy bien pienso, reto aceptado. La sesión consta de todo tipo de ejercicios nada convencionales, desde correr “al tu la llevas” hasta empujar un carro de la compra con las ruedas hechas un desastre cuesta arriba cuesta abajo. El principio del entrenamiento era el mismo que si lo hubiésemos hecho en la sala o en el parque, trabajo intenso reducción los tiempos de recuperación para aumentar la resistencia a los esfuerzos intensos y continuos, aunque lo realmente importante fue plantearlos como un juego en un lugar lleno de “sorpresas” donde no sabes si tienes que cargar con botes de pintura o esquivar columnas. Definitivamente el entreno funciona, mucho sudor, la boca siempre abierta y esa expresión en la cara de quiero mas, aptitud, entrega y ganas, curiosamente Isra se encontró consigo mismo en un lugar donde casi no había estado, perderse en un lugar conocido es raro, encontrase en lo desconocido mas, pero es que Isra es así.


Esta es mi parte, la de Isra esta en:

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